La irrupción de la IA en el panorama del desarrollo de videojuegos ha dado mucho de qué hablar. Si bien es cierto que hay quienes apoyan su inclusión en las etapas tempranas y de conceptualización, también hay quienes abogan por dar un salto de fe y confiar en los juegos hechos, en parte, por estas inteligencias artificiales generativas. En este contexto, y como parte de un documental con el The Hundred Line: Last Defense Academy han dejado claro que el valor humano en el videojuego es importante y que, además, este es el último gran juego hecho sin IA.
Durante el documental —centrado en Kazutaka Kodaka y Kotaro Uchikoshi, directores y escritores de The Hundred Line— se abordó la compleja situación de la industria actual. Kodaka aportó un punto clave al señalar que, aunque la IA puede imitar estilos establecidos, le costaría replicar la capacidad de un creador para romper sus propias reglas, como hace un director de cine al reinventarse. "Una IA que no cumpliera los plazos sería divertida", bromeó Kodaka, aludiendo al caos creativo que a menudo acompaña los procesos artísticos más genuinos.
Por su parte, Uchikoshi citó que, en caso de que la industria dé el salto completo, "en el futuro, la IA probablemente se convertirá en una parte integral de la producción de videojuegos. Desde la historia hasta los gráficos, todo será artificial". No obstante, fue mucho más claro al afirmar que "The Hundred Line: Last Defense Academy podría terminar siendo uno de los últimos juegos de ese tamaño creado sin el uso de IA".
The Hundred Line es un juego enorme, pero también uno arriesgado de hacer
Y es que el debate se da en el contexto del éxito de The Hundred Line, que ha logrado más de 10.000 jugadores simultáneos en Steam y un 88 % de valoraciones positivas en la misma plataforma. Este proyecto, con combate táctico, una sólida trama y estética anime, ha sorprendido a muchos por su enorme extensión: nada menos que 100 finales, lo que puede llevar un total de 180 horas si se quiere completar al 100 %.
Una cantidad de contenido que hasta el propio Uchikoshi citó como excesiva: "Sentí que era demasiado para incluir en un solo juego; incluso podríamos haberlo dividido en dos o tres". Aun así, el equipo consiguió salir adelante, no sin sacrificar muchas cosas y arriesgarse a caer en bancarrota, algo que incluso un miembro del estudio, Rui Komatsuzaki —diseñador de personajes del juego—, comentó: "Cuando trabajas en un proyecto de Kodaka, sabes que la cantidad de recursos originales no es ni de cerca suficiente".
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