En la década de los 80, el género de la fantasía épica y la espada y brujería logró conquistar las carteleras de cine de todo el mundo. Grandes éxitos como Conan, El Bárbaro y La Historia Interminable brillaron en la pantalla grande. Sin embargo, A la sombra de estos títulos destacados, surgieron magníficas películas que, aunque no lograron un reconocimiento inmediato, se revalorizaron con el tiempo gracias a reposiciones en televisión y al mercado doméstico. Entre estas joyas cinematográficas se encuentran títulos como Willow, Lady Halcón, Legend, Dentro del Laberinto, El Señor de las Bestias y, por supuesto, La Princesa Prometida.
La historia de La Princesa Prometida comenzó en las páginas del libro homónimo escrito por William Goldman en 1973. A pesar de múltiples intentos fallidos de adaptación, finalmente, en 1987, bajo la dirección de Rob Reiner, la obra cobró vida en la pantalla grande, y aunque la recepción inicial de la película fue tibia, pero su carisma y sentido del humor la han convertido en una película de culto que sigues fascinando a nuevos y jóvenes espectadores. Su mezcla de romance y comedia, junto con personajes inolvidables como el espadachín Íñigo Montoya, contribuyeron a su estatus de icono pop.

La peligrosa odisea de Cary Elwes
Sin embargo, tras la fachada encantadora de esta película se esconden los peligros y desafíos que enfrentó su protagonista, Cary Elwes, durante el rodaje. Según el libro de Cary Elwes, Como desees: Historias inconcebibles del rodaje de La princesa prometida, una escena crucial de la historia no se desarrolló como se esperaba. En ella Elwes interpretaba a Westley, el inmortal Pirata Roberts, el héroe de la historia, mientras que el villano Conde Rugen, era interpretado por Christopher Guest. La escena requería que Guest golpeara a Elwes con una espada, pero la intensidad no era suficiente para generar una reacción auténtica en Elwes. Ante esta situación, Elwes sugirió a Guest que aumentara la fuerza de su golpe. Sin embargo, esto tuvo un resultado inesperado: Guest golpeó a Elwes con más fuerza de la esperada, lo que provocó que Elwes perdiera el conocimiento y terminara en el hospital. La escena quedó tal cual en el metraje final.
Cuando los espectadores ven la escena en la que Westley se desmaya, están presenciando un auténtico momento de pérdida de conocimiento debido a la lesión de Elwes. Lo peor es que este accidente no fue el único que sufrió Elwes en el set: anteriormente también se rompió un dedo del pie mientras jugaba en un vehículo todo terreno que solía transportar al querido e inmenso André El Gigante, otro actor destacado de la película y pieza fundamental de la cultura popular de la época. Este incidente casi le cuesta a Elwes su papel en la producción, seguramente, el más reconocido de su carrera.
Como desees: Historias inconcebibles del rodaje de La princesa prometida: 64 (ATICO DE LOS LIBROS)
La anécdota del médico que trató a Elwes después de la lesión es otro ejemplo de los desafíos que supuso esta, aparentemente, tranquila película. De manera irónica, este mismo médico también había tratado el dedo del pie roto de Elwes, y bromeó diciendo: "Bueno, Zorro, parece que eres un poco propenso a los accidentes, ¿verdad?". La próxima vez que disfrutes de las aventuras de Westley y Buttercup, recuerda que detrás de la fachada de cuento de hadas se esconde una historia de intenso dolor. Al menos, para Elwes.
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