Desde hace décadas, cada nueva entrega de la Majora's Mask, más tarde con Twilight Princess, e incluso con Skyward Sword. Con la llegada de Breath of the Wild y Tears of the Kingdom, la frase se ha repetido, y después de Echoes of Wisdom hemos vuelto a escucharla. Pero, ¿Qué significa realmente que un juego de Zelda sea "oscuro"? ¿Es solo una cuestión de estética sombría, o hay algo más profundo que despierta esta percepción con cada nueva entrega?
La evolución de la oscuridad en The Legend of Zelda
Es cierto que la saga de The Legend of Zelda ha explorado constantemente temáticas de pérdida, traición y desesperanza. Sin embargo, lo que consideramos "oscuridad" ha evolucionado con el tiempo. En los juegos más antiguos, como A Link to the Past, el concepto de un mundo alterno en ruinas ya ofrecía por sí solo sensación de fatalidad. Ocarina of Time profundizó en esta idea al mostrar un futuro donde Ganondorf había destruido Hyrule, pero sería Majora's Mask el título que llevaría la oscuridad a un nivel más personal y psicológico, retratando un mundo que enfrenta su destrucción inminente en solo tres días con personajes atrapados en sus propios miedos.
Con Skyward Sword exploró la idea de la fatalidad y el destino con un villano que encarnaba el mal en su forma más pura. Con la llegada de Breath of the Wild, la oscuridad se transformó nuevamente, alejándose de los escenarios góticos y de la narrativa lineal para centrarse en una Hyrule devastada por la guerra y marcado por el fracaso de sus héroes.
Breath of the Wild: La desesperanza en la inmensidad
Cuando Breath of the Wild llegó en 2017, muchos lo calificaron como "el Zelda más oscuro" hasta la fecha, pero no exactamente por su estética o por su narrativa. En lugar de presentar un reino sumido en sombras y neblina, Nintendo optó por una Hyrule desolada, una tierra que había perdido su esplendor tras la derrota de sus héroes. La sensación de vacío y la ausencia de civilización generan un tipo de oscuridad más sutil pero igualmente efectiva: el sentimiento de pérdida.
Aquí, Link no es un héroe emergente con un destino por cumplir, sino un superviviente de una tragedia que ya ha sucedido. Los recuerdos fragmentados que va recuperando cuentan una historia de lucha, sacrificio y, en última instancia, de fracaso; Zelda pasó cien años tratando de contener a Ganon, sabiendo que su victoria era imposible, y la sociedad de Hyrule se vio reducida a pequeños asentamientos dispersos entre ruinas de un pasado glorioso.
Este tono de resignación y desolación es lo que realmente hizo que Breath of the Wild se percibiera como el Zelda más oscuro, no a nivel superficial o estético, sino por esa atmósfera de un mundo donde la esperanza es prácticamente inexistente.

Tears of the Kingdom: La corrupción y el miedo ancestral
Si Breath of the Wild mostraba un Hyrule post-apocalíptico, Tears of the Kingdom llevó esa oscuridad un paso más allá con la reaparición de Ganondorf (el mejor enemigo final de los videojuegos). A diferencia de Ganon (Calamity Ganon), una presencia abstracta y caótica, Ganondorf es un villano con voluntad propia, un ser imponente que irradia una maldad casi tangible.
El concepto de la "degradación" juega un papel fundamental en la atmósfera de Tears of the Kingdom. La enfermedad que afecta al brazo de Link, la corrupción de las tierras, la misteriosa desaparición de Zelda y el aire general de amenaza constante refuerzan una sensación de peligro más opresiva que en su predecesor.
Además, el juego incorpora elementos de terror en el diseño de algunos de sus enemigos, como las manos tenebrosas o los ReDeads, criaturas que evocan pesadillas y contribuyen a fortalecer esa sensación de vulnerabilidad. La exploración de las profundidades subterráneas, con su oscuridad impenetrable y su atmósfera sofocante, refuerza aún más la sensación de un Hyrule que está siendo devorado desde dentro.
La combinación de una amenaza más tangible, una corrupción progresiva y una atmósfera más opresiva hace que muchos jugadores consideren Tears of the Kingdom como "el Zelda más oscuro" hasta ahora.
Echoes of Wisdom: La incertidumbre y la ausencia del héroe
A primera vista, Echoes of Wisdom no parece tan sombrío como sus predecesores. Su estilo visual recuerda más a A Link Between Worlds que a los paisajes desolados de Breath of the Wild. Sin embargo, su premisa es quizás una de las más inquietantes de toda la saga: Link ha desaparecido.
Por primera vez en un juego principal de Zelda, el héroe del tiempo no está presente para salvar Hyrule. La ausencia de Link genera una incertidumbre que cambia por completo la dinámica de la historia. Zelda, que históricamente ha sido la figura que espera ser rescatada, ahora debe tomar el papel protagónico.
El simple hecho de que Zelda deba asumir el rol de heroína sugiere que Hyrule enfrenta una crisis sin precedentes. La ausencia del símbolo del coraje en un reino que siempre ha dependido de él podría convertir este título en una de las entregas más angustiantes de la saga, no a través de una estética oscura o una narrativa catastrófica, sino a través de la sensación de vulnerabilidad y la incertidumbre de un destino que ya no es predecible.

¿Por qué cada nuevo Zelda es "el más oscuro"?
Si cada entrega parece superar a la anterior en cuanto a oscuridad, es porque Nintendo ha sabido evolucionar la forma en que explora la narrativa y la atmósfera de la saga. The Legend of Zelda nunca ha sido simplemente un cuento de hadas de héroes contra villanos; siempre ha jugado con temas de pérdida, destino y lucha contra la adversidad.
El concepto de "oscuridad" en un juego como Zelda no se limita a su estética o a la presencia de elementos terroríficos, sino que puede manifestarse en la desesperanza de un mundo arruinado, en la inevitabilidad de un destino trágico, en la corrupción que avanza imparable o en la incertidumbre de un reino sin su protector. Cada una de las entregas de la saga lo demuestra con enfoques distintos pero igualmente efectivos.
Tal vez el próximo Zelda también sea considerado "el más oscuro de la saga". Y si es así, no será solo porque tenga una estética sombría, sino porque Nintendo seguirá encontrando nuevas formas de sumergirnos en mundos donde el peligro, la pérdida y la lucha por la esperanza sean más reales que nunca.
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