La segunda entrega de la franquicia de Naughty Dog nos permite pasearnos por recreaciones de lugares reales de Seattle.
No corren buenos tiempos para los salones recreativos, quedan muy lejos los años de auge de los arcade en la que podíamos encontrar largas colas para echar unas monedas al último juego de moda. En la actualidad, el público que los visita es mucho menos masivo y se han quedado casi como pequeños museos de una parte muy importante de la cultura de los videojuegos.
El salón arcade Gameworks llevaba abierto desde 1997
Sin embargo, la crisis sanitaria mundial ha supuesto el fin de muchas de estas grandes salas de ocio, que han visto como las medidas de distanciamiento social reducían notablemente el tráfico de jugadores. En la última gran obra de Naughty Dog, The Last of Us: Parte II, viajamos por un Seattle postapocalíptico en el que se representaron muchos locales y elementos de las calles de la ciudad que resultaban fácilmente reconocibles para todos aquellos que hayan visitado la ciudad.
Gameworks is closing, apparently. This is the day I've dreaded for years. Seattle about to lose significant cool points pic.twitter.com/L6NxD7lEz6
— c o r e y y y ✦ (@coreyyylewis) December 22, 2021
Entre ellos destacaba un salón arcade de dos plantas, abandonado y deteriorado por el paso del tiempo. En él se encuentran distintas máquinas recreativas con simpáticos guiños a juegos clásicos de Naughty Dog. Este local estaba basado en Gameworks, uno de los principales locales recreativos de Seattle.
Tal y como ha compartido Sega Ikebukuro Gigo volvería a abrir poco tiempo después en un nuevo edificio.
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