En los últimos tiempos ha circulado con mucha fuerza la teoría de que el protagonista de The Elder Scrolls IV: Oblivion no solo sale en Skyrim, sino que encima aparece como un dios daedra. En este artículo de lore repasamos el excepcional universo de la franquicia y hablamos de por qué esto no es una locura en absoluto.
El universo de Oblivion, la cuarta entrega, reaparece en forma de dios daedra en The Elder Scrolls V: Skyrim… Y puede que no te dieras cuenta en su momento.
¿Cómo es posible que un personaje principal se convierta en un dios?, te preguntarás. Bueno, vamos por partes. Nuestra primera parada por el lore de The Elder Scrolls nos lleva a revisar algunos conceptos básicos, así que si estás totalmente familiarizado con los tipos de deidades de la licencia y sus nombres, con la tercera y la cuarta edad, y con los sucesos que comprenden Oblivion y Skyrim, respectivamente, puede que prefieras saltar al siguiente apartado. Si no es el caso, agárrate, porque hay mucha tela que cortar con estos temas. En lo relativo a la primera cuestión, es decir, el asunto de la divinidad en The Elder Scrolls, tenemos que diferenciar dos tipos básicos: los aedra y los daedra, o los dioses (como los Nueve Divinos) y los demonios, de acuerdo con las creencias humanas de Tamriel. Ambos pertenecen a un grupo mayor llamado Et’Ada, los espíritus originales, por lo que son un poco como los ainur del Legendarium de Tolkien; es decir, seres nacidos a partir del pensamiento de un dios primigenio, del auténtico demiurgo de todo lo que existe. Algunas hipótesis de la comunidad también establecen paralelismos con los Mitos de Cthulhu, pero mejor dejamos eso para otra ocasión.
Cómo se conectan Oblivion, The Shivering Isles y Skyrim
En cualquier caso, los aedra participaron en la creación de Mundus, el plano físico de los mortales, mientras que los daedra hicieron lo propio con Oblivion, una colección de reinos que básicamente funcionan como una dimensión aparte. Pues bien, Sheogorath, el personaje del que vamos a hablar, es uno de los más importantes de estos seres. Aparece por primera vez en The Shivering Isles, la segunda y excepcional expansión de Oblivion, entre ambos títulos. No te preocupes, no vamos a adentrarnos en un tocho enciclopédico sobre las dinastías imperiales, las guerras de poder o los cambios uno a uno tal cual pasaron en la historia de ambas entregas, ya que nos tiraríamos semana y media hablando de ello.
En La mente de la locura, vemos a Sheogorath en Skyrim, dentro de la mente de Pelagio III
No obstante, sí que es relevante recordar que la Tercera Edad, que comprende los cuatro primeros juegos de la franquicia (hace poquito hablamos de cómo es redescubrir Arena casi treinta años después, con detalles de su argumento), termina con los acontecimientos del epílogo de Oblivion, que involucran cositas como invasiones extraplanares o conspiraciones satánicas bastante morbosas, todo perfectamente orquestado para traer el fin del mundo a Tamriel. Ahí entra en escena el jugador, también conocido como el Héroe de Kvatch (a este no lo mató ninguna rata), que habrá de arreglar el tremendo lío que hay montado. ¿Y después? Después se da un paseíto por las Islas Temblorosas, la casa del bueno de Sheogorath… Y también soluciona la papeleta, una vez más. Con eso damos por finalizada la Tercera Edad.
La sorprendente teoría sobre Sheogorath en Skyrim
Estamos ahora en la Cuarta Edad, época en la que tiene lugar Skyrim y, si tenemos en cuenta que llevamos ya casi once años sin un nuevo The Elder Scrolls principal, es probable que también estemos en nuestra segunda o tercera partida. A nivel argumental, entre la cuarta y la quinta entrega han pasado dos siglos, y una nueva amenaza se cierne ahora sobre las tierras gélidas del norte. Ahora bien, hay elementos que perduran: viene otro apocalipsis, los personajes siguen teniendo rostros cuya inexpresividad roza la psicopatía más exagerada, y las misiones de los príncipes daedra siguen dejando algunos de los mejores momentos de la fórmula rolera de Bethesda. Entre ellas se encuentra "La mente de la locura", en la que nos transportamos a la azarosa mente de Pelagio III, en ocasiones apodado el Loco, antiguo emperador y rey supremo del norte. Como quien no quiere la cosa, ahí también está el propio Sheogorath, de vacaciones en el espíritu enfermo de un regente fallecido. Solo te digo que tarda poco en pedirte que cures a su amigo Pelagio. Supongo que ese es su concepto de un fin de semana en la playa.
Sin embargo, y dejando de lado los arrebatos de locura, las tétricas alucinaciones y la manía persecutoria del emperador emérito, lo más relevante de la misión es que Sheogorath deja caer que tuvo un papel muy relevante en los sucesos de Oblivion; es más, sugiere de manera bastante clara que en otros tiempos se le conocía como el Héroe de Kvatch. Efectivamente, estamos hablando del protagonista de la cuarta entrega, el personaje que controla el jugador, independientemente de su raza, sexo, o de su tendencia a procurarse hogazas de pan ajenas. Ahora la pregunta que tenemos todos en mente es la siguiente: ¿está diciendo la verdad o, como príncipe de la locura que es, nos está vacilando? El tipo tiene sus cosillas, como todo el mundo, pero, contra todo pronóstico, hay motivos más que de sobra para pensar que Sheogorath está siendo completamente honesto.
Tal y como descubrimos en The Shivering Isles, Sheogorath en un pasado lejano era conocido como Jyggalag, el espíritu daedra del orden y la jerarquía. Cuentan las malas lenguas que las otras deidades de Oblivion, que envidiaban su enorme poder, lo maldijeron y lo condenaron a vivir como Sheogorath, la representación de todo lo que él odiaba en primera instancia. Aquí surge la cuestión de la dualidad, del polo opuesto que vemos en las Islas; su plano dimensional está atrapado en un bucle infinito de locura y de orden, tal y como reflejan sus dos grandes zonas, Manía y Demencia. La primera es la representación luminosa de la personalidad del príncipe, mientras que la segunda es su lado oscuro, un recuerdo constante de su condena. Cada cierto tiempo, el alter ego de Sheogorath (o su antiguo yo, según se vea) inicia una tétrica cruzada, conocida como el Avance Oscuro, para devolver el orden a las Islas, momento en el que Sheogorath recupera su forma original… y justo después se reinicia el ciclo. Sheogorath pierde la memoria, se ve obligado a empezar de cero; es, en esencia, prisionero de su propia identidad.
En Oblivion, Sheogorath está atrapado en un ciclo eterno, preso de su propia identidad
Lo que hace el jugador en su paso por la expansión es precisamente terminar de una vez por todas con ese bucle eterno. Así, Sheogorath consigue recuperar por fin su verdadero yo; vuelve a ser Jyggalag, el príncipe del orden, lo que deja abierta la vacante de señor de la locura en las Islas. El testigo lo recoge, cómo no, el propio jugador, el Héroe de Kvatch, que se convierte en el rey demente de su propio plano daedra, tal y como confirma el personaje en presencia del Sangre de Dragón en Skyrim. Por supuesto, esta trascendencia de mortal a deidad tiene sus consecuencias: la más notable es que no parece haber rastro alguno de la personalidad del Héroe de Kvatch en el Sheogorath de Skyrim. Es un doble del Sheogorath que vimos en The Shivering Isles, un hombre canoso de temperamento impredecible que pasa de las amenazas a los ruegos y a las bromas sin ningún tipo de coherencia. Es como si hubiera sido absorbido por la locura del príncipe daedra, como si hubiera dejado de ser él mismo. También es interesante el hecho de que dos personajes principales se encuentren por primera vez en la historia de la franquicia.
En cualquier caso, el motivo temático del mortal que se convierte en un dios ha sido explorado anteriormente en el os ha hablado mi compañero Adrián Suárez.
Finalmente, en cuanto al destino del nuevo Sheogorath… tendremos que esperar al nuevo The Elder Scrolls VI para saberlo, que me imagino que saldrá allá por 2025 (siendo optimistas), si es que el mundo no se ha acabado antes. No hay razones para pensar que se vaya a producir cambio alguno en el lore, ya que Jyggalag por fin es libre, por lo que a priori el protagonista de Oblivion siempre tendrá un hueco en las futuras entregas como un auténtico príncipe daedra, especialmente en materia de misiones secundarias. Nada mal para haber empezado a nivel uno en unas celdas inmundas. Eso es todo por aquí; eso sí, hay decenas de temas interesantísimos del lore de The Elder Scrolls (Sithis y Lovecraft, Lorkhan como Lucifer, cuál es el destino del mundo…) que no hemos podido tratar aquí, así que si os gustaría que habláramos de ellos no olvidéis darle mucho cariño al artículo. Me encantaría leer también vuestras ideas sobre el lore de la serie. ¡Hasta la próxima!