Rockstar North, la fuerza creativa detrás de la saga Grand Theft Auto, ha sido el foco de intensas críticas debido a sus reclamaciones masivas de desgravaciones fiscales en los últimos. Una situación complejísima que ha suscitado preocupaciones sobre la equidad del sistema fiscal y por su considerable aprovechamiento de un esquema destinado a apoyar a las empresas más pequeñas del sector de los videojuegos en el Reino Unido.
Desde su fundación en 1984, Rockstar ha reinado comercial y financieramente, pero con un detallito que desconocíamos: los escoceses generaban enormes ganancias, sí, pero llevan sin pagar impuestos de sociedades en el Reino Unido desde 2015, gracias a una exención fiscal otorgada por el gobierno británico. Si bien la situación podría quedarse ahí, el problema viene porque, a través del plan de desgravación fiscal de videojuegos, o Video Games Tax Relief (VGTR), Rockstar ha reclamado más de 360 millones de libras, unos 420 millones de euros, al gobierno a pesar de su balance mil millonario de la compañía.
Mientras que la industria británica ha sido impulsada por empresas más pequeñas y medianas, la mayor parte de las reclamaciones de desgravación fiscal provienen de una sola empresa: Rockstar. En 2014, previo a la adoptación del sistema de desgravación, el entonces canciller británico George Osborne destacó que "esta ayuda es una de las más generosas del mundo y animará a las empresas a crecer, creando nuevos puestos de trabajo para las personas trabajadoras".
Si bien es cierto que la compañía esgrime que sus más de 1.500 empleados en el Reino Unido contribuyen significativamente a la economía del país, hilando con las palabras de Osborne, el gobierno estableció un máximo de 35 millones de ayuda fiscal, algo que Rockstar ha superado al exigir año a año un reclamo de 45 millones de libras. De hecho, y aunque la compañía escocesa argumenta que las desgravaciones fiscales han sido fundamentales para fomentar oportunidades laborales, las críticas han llegado a la sede parlamentaria.
Rockstar puede llevar a un rediseño del sistema fiscal británico
La diputada Dame Margaret Hodge, presidenta del grupo parlamentario sobre anticorrupción e impuestos, ha cuestionado la capacidad de una multinacional para reclamar una cantidad tan considerable de desgravación fiscal destinada a incentivar a las pequeñas empresas británicas. Una acusación a viva voz que ha puesto de manifiesto la necesidad de revisar el sistema fiscal para garantizar que cumpla con su propósito previsto y no sea objeto de abusos para fines de evasión fiscal.

De hecho, con la llegada en los próximos años de GTA 6, que obviamente se espera supere y sobrepase las expectativas de venta de la compañía, Hodge argumenta que la compañía volverá a hacer uso del sistema de desgravación fiscal y de un fondo del que, como hemos comentado, prácticamente solo bebe Rockstar. Una situación donde los más críticos frente a la compañía temen que la falta de límites en las reclamaciones de estas grandes corporaciones pueda resultar en una mayor carga para el erario público y una distribución desigual de los recursos destinados originalmente a apoyar a la industria del juego en el Reino Unido.
Con esto en mente, varios del gobierno británico exigen una revisión del sistema de desgravaciones fiscales en territorio de Reino Unido y un mayor interés por garantizar que se utilicen de manera efectiva los fondos para respaldar a las empresas más pequeñas y promover el crecimiento económico. Además, la introducción de un nuevo plan de desgravación fiscal puede plantear nuevas preguntas sobre la equidad y la eficacia del sistema fiscal en el futuro.
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