Warren Ellis ha puesto punto y final a Castlevania de Netflix con éxito, poniendo el broche de oro a la serie animada de la franquicia de Konami y plantando un precedente que ojalá impere en futuras adaptaciones de videojuegos de culto: colocar a la obra original en el centro de la producción, sin importar que los espectadores conozcan o no lo que hay alrededor de ello.
Salvo algunas desastrosas excepciones, parece que los atrevidos artistas que travisten formatos ajenos a las series o películas libros u obras de teatro no tienen complejo alguno a la hora de tratar con precisión lo que se narran en sus libros o libretos, pero a la hora de llevar un cómic o un videojuego es otro cantar. Se maltrata, se ningunea y se pone al guionista o director por encima de la obra original, intentando explicar, justificar o ningunear lo que la producción jugable o de viñetas pretendía explicar a sus mandos o sus páginas. ¿Os suena la historia? No fue el caso de la Castlevania y su segunda temporada en Netflix.
La historia de Castlevania Curse of Darkness, videojuego de 2005 para PlayStation 2 y Xbox que narró los acontecimientos posteriores a la derrota de Drácula ante Trevor, Sypha, Alucard y Grant. Dada la importancia del nuevo personaje y la subtrama por la que apuesta el equipo, ¿se desarrolla la trama de Hector con éxito en la serie? A medias.
Bloody Tears
La historia de los tres héroes queda aparcada en los cuatro primeros capítulos de la segunda temporada, mostrando las inquietudes nacidas en el castillo de Drácula entre el conde y sus aliados, vampiros llegados de todos los rincones del planeta dispuestos a poner punto y final a la existencia humana. Las intrigas palaciegas nos ayudan a descubrir más sobre el personaje de Vlad Tepes y la deliciosa recreación para la serie animada, pero el desarrollo de la nueva historia aparta la agilidad vista en la primera temporada para ahondar en un nuevo guion que, aunque interesante, queda inconcluso y no seduce lo suficiente para justificar un hipotético cambio de protagonistas en la recién confirmada tercera temporada de Castlevania de Netflix.
A pesar de todo, el rescate por parte del equipo de Ellis ha sido inmejorable: tomar un personaje y juego prácticamente olvidado para dar un contexto a la relación de Drácula con los humanos ha sido una jugada maestra que no hace más que mostrar su cariño por la franquicia de Konami, creando una serie paralela con la que nadie contaba. Sin embargo, la nueva temporada de Castlevania decepcionará a los que esperaban más del trío protagonista, que no recuperan su relevancia hasta los últimos cuatro capítulos, de un estilo narrativo tan distinto a los primeros, que parecen conectados entre sí de forma artificial. La sensación, una vez acabas el visionado, es que la serie parecía estructurada para ser de siete episodios, del 1 al 3 y del 6 al 8, pero parece que el éxito de la primera temporada obligó a los artistas a ampliar la trama con cuatro capítulos más.
En realidad, la teoría parece coherente si analizamos los problemas por los que ha pasado la serie y los años que han pasado entre su realización y lanzamiento. No es casualidad que la primera temporada esté prácticamente estructurada como una película, ya que la idea nació, originalmente, como un film: Castlevania iba a ser una película animada, y pasó por muchos problemas hasta convertirse en una serie exclusiva de Netflix, gigante del streaming americano que llegó como un milagro para sus autores. No temas, ya que dudo que la trama palaciega logre aburrirte, pero sí resulta evidente que es un extra para ampliar una trama con la que originalmente no contaban.
Más allá de las decisiones tomadas en la historia del juego, la realidad es que el mayor problema de Castlevania está en su animación. Y no es la primera vez que sucede: son muchas las producciones animadas exclusivas de Netflix que han pasado por la misma situación, y aunque el incuestionable talento de los animadores de Ellis sea capaz de hacer mucho con lo poco que tienen (como ya sucedió con Devilman Crybaby, también en la plataforma de streaming americana), es inevitable imaginar qué habría pasado si Castlevania hubiese recibido un presupuesto lógico y acorde a la calidad de lo que se cuenta. A pesar de la floja animación, las escenas de acción son alucinantes, destacando la batalla del penútimo capítulo en lo animado y sonoro, destacando las habilidades de Trevor con el látigo y las referencias a las habilidades de Alucard, que son una delicia.
Vampire Killer
A pesar de no recibir una importancia similar a la primera entrega, resulta incuestionable que el triplete protagonista es lo más interesante de la serie. Su relación es ácida y divertida, mostrando las diferencias existentes entre el cazavampiros, la maga y el mestizo, pero entablando una amistad necesaria para hacer realidad una alianza capaz de acabar con los impíos deseos de Drácula. El conde, como ya se vislumbraba en los primeros episodios, es uno de los personajes mejor escritos y es, gracias a la nueva subtrama, uno de los personajes que más aparecen en toda la serie. Está a la altura de las mejores representaciones del villano ideadas por Konami, por lo que hará las delicias de todos los aficionados.
Ahora resta fantasear con la tercera temporada de Castlevania. ¿Qué podemos esperar de ella? Parece obvio que el camino está escrito para narrar los acontecimientos vividos en Curse of Darkness, en el que Europa quedará dominada por una terrorífica enfermedad y el juego de tronos entre los distintos lacayos de Drácula seguirán dando problemas a pesar del tiempo transcurrido, pero la verdad es que preferiría que se pasase página para apostar por otro cazador de la familia Belmont. ¿No sería estupendo avanzar unos cuantos siglos para conocer la historia de Ritcher y abrir el camino a una hipotética animación inspirada en Symphony of the Night con Alucard como protagonista? ¿Mejor ir a lo conocido y tirar de Simon Belmont? ¿Apostar por Arikado y un Castlevania contemporáneo con Aria of Sorrow?
En todo caso, esperábamos seis capítulos de asalto a Castlevania y hemos recibido otra cosa. Más original, sin duda, con un rescate épico de personajes olvidados y con un buen gusto incuestionable en todos los apartados animados e interpretativos a pesar de las limitaciones impuestas por Netflix. Puede gustar más o menos las decisiones tomadas para hacer realidad la serie, pero sí resulta impensable encontrar una recreación animada o con actores reales que sienta tanto cariño por la obra original, y eso, más allá de las decisiones tomadas en la narración, merece todo nuestro respeto como seguidores de videojuegos.