Seguro que lo recuerdas como una copia de Masters del Universo, pero el origen de Bravestarr está en otra inesperada saga

Seguro que lo recuerdas como una copia de Masters del Universo, pero el origen de Bravestarr está en otra inesperada saga

La serie de Bravestarr quería vender juguetes de Mattel, y se metió en un complicado jardín de apropiaciones culturales

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Chema Mansilla

Editor - Cine y TV

Tal vez los más viejos del lugar, los que recuerdan lo dura que era la vida al oeste de Fuerte Kerium, seguro que conocen la leyenda de BraveStarr. El sheriff espacial del siglo XXIII, con la fuerza del oso, los ojos del halcón, la velocidad del puma y el oído del lobo, que mantenía el orden en el planeta desértico de Nuevo Tejas. Un planeta donde los vaqueros cabalgaban caballos robóticos y los forajidos usaban pistolas láser. Una mezcla de ciencia ficción, western y moralina ochentera que, sin duda, dejó su huella en los chavales de aquella década. Pero lo que no muchos saben es que el origen de BraveStarr no está en el éxito comercial de los juguetes de Masters del Universo... sino en Los Cazafantasmas. Pero no en los de la película de 1984. En los otros, en los originales.

El Lejano Oeste Galáctico políticamente incorrecto de los 80

A finales de los 80, Filmation ya era una vieja conocida de los salones de casa. Su nombre aparecía ligado a He-Man y los Masters del Universo, She-Ra, Flash Gordon o Ghostbusters, y su estilo de animación era tan reconocible como sus historias cargadas de mensajes morales al final del episodio. Con BraveStarr, la compañía intentó una jugada arriesgada: mezclar el género de ciencia ficción con el western clásico americano. Lo que obtuvieron fue algo genuinamente original, perfecta para vender juguetes. Una historia de vaqueros espaciales en un planeta donde el mineral más valioso era el kerium. ¿A qué chaval no le iba a gustar eso?

La serie llegó en 1987, justo en el ocaso de la edad de oro de los dibujos animados para televisión y las líneas de juguetes asociadas. Fueron años en los que Mattel y otras compañías apostaban por formatos transmedia sin saber aún que ese término se pondría de moda décadas después y sin percibir que sus tiempos de bonanza tenías los días contados. BraveStarr se sumó a esa ola con serie, cómics y figuras de acción.

Tex Hex Tex Hex

Orígenes compartidos

Aunque muchos tienden a ver BraveStarr como una copia menor de Masters del Universo, la verdad es que su genealogía es más compleja. De hecho, BraveStarr tiene su raíz en The Ghost Busters, la serie de acción real que Filmation produjo en 1975, protagonizada por un gorila parlante y dos detectives paranormales. Cuando Columbia Pictures preparó su película de 1984, tuvo que negociar los derechos del nombre con Filmation. El éxito brutal del filme de Reitman llevó a que Filmation resucitase su propia idea de Ghostbusters, esta vez en formato animado y con una narrativa más fantasiosa.

Fue dentro de esa serie, Filmation's Ghostbusters, donde apareció por primera vez el personaje de Tex Hex, un villano diseñado para ser secuaz de Prime Evil, el antagonista principal. Tex, con su aspecto zombiesco y poderes sobrenaturales, no llegó a formar parte de la plantilla definitiva de la serie, pero su diseño impresionó tanto a Lou Scheimer, fundador de Filmation y leyenda del mundo de la animación televisiva,  que decidieron reciclarlo para un nuevo proyecto que stana preparando de la mano de Mattel: BraveStarr.

Bravestarr Toark Los jueguetes de Bravstarr fabricados por Mattel. Foto: Toyark.com

La Innovación en los juguetes

En el terreno del merchandising, BraveStarr tenía una baza interesante. Mattel, que ya había arrasado con Masters del Universo, volvió a la carga con figuras de acción que superaban en tamaño a He-Man y Skeletor. Las figuras de BraveStarr medían casi 20 centímetros, estaban muy detalladas y venían con rios únicos como armas que brillaban en la oscuridad, hologramas y una impresionante figura de Thirty/Thirty, el caballo cibernético que podía convertirse en centauro. Si sigues en o con tu niño interior, recordará que aquellas figuras eran impresionantes en las manos de un chaval de los 80.

Sin embargo, el coste de producción no jugaron a su favor. Las figuras eran caras, difíciles de distribuir, y para cuando llegaron a las tiendas, el mercado ya estaba saturado de todo tipo de oferta y los gustos de los chavales parecían centrarse en el realismo militarista de G.I. Joe, las Tortugas Ninja (que serían el último gran éxito de las figuras de acción de la época) y la incipiente industria del videojuego. La línea de juguetes de BraveStarr fue relativamente corta, pero hoy en día es objeto de culto entre coleccionistas.

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Tal vez no lo parezca, pero Bravestarr tuvo su propio legado cultural

Uno de los elementos más sorprendentes de BraveStarr fue su atrevimiento al tratar temas poco habituales en una serie infantil. Uno de sus episodios más recordados aborda el abuso de drogas, mostrando cómo un joven colapsa por consumir una sustancia peligrosa. Recordemos que en aquella época, el gobierno de Ronald Reagan declaró la famosa Guerra contra las Drogas, de ahí que el propio BraveStarr termina el episodio con un mensaje directo a cámara, en una escena que todavía hoy se cita como pionera en animación educativa. Pero sin duda su mayor valor educativo estaba oculto a simple vista.

Bravestarr es un caso interesante en la representación de culturas nativas norteamericanas en los medios de los años 80. La serie intentó rendir homenaje a estas culturas al crear un protagonista indígena, algo poco común en la animación infantil de la época, mucho menos como protagonista. Marshall Bravestarr, el personaje principal, encarna valores como la conexión espiritual con la naturaleza y el respeto por el entorno, elementos profundamente arraigados en muchas tradiciones indígenas.

Bravestarr es un caso interesante en la representación de culturas nativas norteamericanas en los medios de los años 80

En los años 80, la representación de minorías en los medios era limitada y a menudo estereotipada. Bravestarr fue un intento de diversificar los personajes en la animación, pero también reflejó las limitaciones de la época. Aunque el personaje fue bien recibido por algunos como un paso hacia una mayor inclusión, también hubo críticas por la simplificación y estereotipación de las culturas nativas. La serie no consultó directamente a comunidades indígenas para su creación, lo que llevó a debates sobre la autenticidad y la apropiación cultural. De ahí que las comunidades nativas tuvieron reacciones mixtas.

Es cierto que la serie simplificar casi hasta la caricatura la herencia cultural de estos pueblos, pero también eran unos dibujos animados dirigidos al público infantil que rozaban peligrosamente el mero contenido promocional de los juguetes. Aunque la serie trataba de dignificar el origen del personaje, es cierto que también jugó la baza del "exotismo" como reclamo. Bravestarr tiene una profunda conexión espiritual con la naturaleza, sus habilidades (vista de halcón, fuerza de oso, velocidad de puma y oído de lobo) reflejan la importancia de los animales como guías espirituales en muchas tradiciones indígenas. Pero a la hora de la verdad no era más que una síntesis muy banal de un simbolismo cultural que era ajeno por completo a los intereses de la serie, que no quería reivindicar tanto la identidad del pueblo nativo norteamericano como vender figuras de acción articuladas.

Bravestarr The Price Ending

El personaje utiliza un talismán que parece estar inspirado en artefactos ceremoniales indígenas, aunque su diseño no corresponde a ninguna cultura específica y que bien podría considerarse como algo ofensivo. La sabiduría ancestral: Bravestarr a menudo recurre a enseñanzas de su mentor, el chamán "Shaman" (para qué complicarse más la vida), quien representa una figura de sabiduría y conexión con las tradiciones espirituales, de nuevo desde una perspectiva que ignoraba por completo los orígenes reales de todos esos temas Algunos valoraron la visibilidad que ofrecía un protagonista indígena en un medio tan popular como la televisión infantil. Sin embargo, otros señalaron que la serie perpetuaba clichés y no representaba con precisión la diversidad y complejidad de las culturas nativas. Esto generó discusiones sobre la apropiación cultural, especialmente en relación con el uso de símbolos y conceptos espirituales sin un contexto adecuado.

Aunque Bravestarr fue un intento pionero de diversificar la animación infantil, también reflejó las tensiones y limitaciones de su época

Aunque Bravestarr fue un intento pionero de diversificar la animación infantil, también reflejó las tensiones y limitaciones de su época en cuanto a representación cultural. BraveStarr fue una estrella fugaz. Brillante, diferente y adelantada a su tiempo, al menos en los formal. Su mezcla de géneros y su estética inconfundible la convierten en una joya olvidada que merece ser redescubierta. En una época donde todo vuelve y las franquicias se reimaginan sin cesar, tal vez ha llegado el momento de mirar otra vez hacia Nuevo Tejas. Porque donde hay justicia que defender, el espíritu de BraveStarr nunca desaparece del todo.

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