Apenas queda un mes para que se estrene el live-action de Blancanieves y lo cierto es que su campaña de marketing ha estado muy influenciada por la polémica. Algunos medios como las críticas hacia el CGI, las confrontación entre sus actrices principales y algunos debates en torno a la apariencia de los personajes parecen haber sepultado antes de tiempo esta nueva adaptación del clásico de 1937. Sin embargo, con un presupuesto de 270 millones de dólares, es lógico que Disney no quiera dejarla morir y ha sido durante el lanzamiento de su último adelanto donde parece haber un cambio de estrategia por parte de la compañía. Ya sabemos que la nostalgia mueve montañas y, en un momento de cambio interno de la empresa, se ha recurrido a una jugada inesperada. ¿Será suficiente para remontar la cinta?
Un cambio total de planteamiento
El 21 de marzo llega a las salas de cine el live-action de Blancanieves y Disney parece no estar dispuesta a encadenar adaptaciones que no calan entre el público, con excepción de Mufasa. Blancanieves ha empezado con mal pie y aunque los expertos subrayan que su estreno no será suficiente para cubrir gastos, no deja de ser un proyecto ambicioso que cuenta con la presencia de estrellas como Gal Gadot o Rachel Zegler.
Ahora bien, la tendencia hasta el momento con respecto a los live-action ha sido un tanto irregular. En un primer momento, entre 2010 y 2014, se optó por mostrar nuevas versiones de los clásicos a través de La Bella y La Bestia, para después volver otra vez con los cambios.

Estos cambios no eran en torno al argumento ni tampoco se centraban en plantear una historia original, sino que añadían conceptos o valores propios de la actualidad en historias de fantasía ya creadas; algo que se granjeó el rechazo de ciertos sectores. Si a este rechazo le sumas que la calidad de las adaptaciones no superaba ni igualaba a la de las obras originales, el resultado es que a nadie le acababan de gustar.
Blancanieves ha tenido la mala suerte de estar en terreno de nadie. Cuando comenzó su campaña de marketing se planteó como una historia que añadía nuevos orígenes al personaje, trataba de dar humanidad a la villana y cambiaba o remodelaba la escueta relación entre la protagonista y su príncipe. Sin embargo, sabemos que hace muy pocos meses Disney anunció un cambio interno en el que anunciaba que iba a dejar de ceñirse a una agenda política para, según la compañía, entretener. ¿Y cuál es el resultado? Una inesperada estrategia, aunque ya conocida.
Disney y la nostalgia
Disney sabe lo que vende y ya ha comprobado que tratar de situarse a la cabeza de un cambio social no le beneficia a nivel económico. Para ello, ha decidido ceñirse a sus orígenes, a lo que le ha funcionado históricamente, y hoy en día no hay nada más potente que la nostalgia. Así, el live-action de Blancanieves ha cambiado por completo su planteamiento y ha recurrido a la cinta original para apelar en los corazoncitos de los que crecieron con esta laureada película; una táctica en contraposición con lo planteado hasta el momento. Tan solo son unos segundos, pero muy representativos por parte de la empresa.

Ya en el adelanto de Stich en la Super Bowl pudimos ver cómo también recurría alo ocurrido con The Marvel y la aparición de unos Vengadores como simple reclamo publicitario, lo cierto es que no parece que vaya a ser suficiente, pero solo el tiempo será capaz de despejar la incógnita.
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