David Ayer estará de vuelta este próximo viernes en la gran pantalla con Escuadrón Suicida que logró recaudar algo más de 700 millones de dólares en 2016. Pero la filmografía del cineasta ite muchos otros éxitos y obras mucho mejor valoradas.
De su talento detrás de cámaras, y como escritor, pudimos disfrutar en 2014 de Corazones de acero (Fury), un drama bélico sobre un grupo de soldados a los mandos de un tanque en el frente occidental de la Segunda Guerra Mundial que, al menos para mí, resultó ser una de las mejores producciones del género en el siglo XXI. Pero hoy no os vengo a hablar de este largometraje, sino de un éxito estrenado directamente a través de Netflix donde Ayer nos hizo viajar a un presente alternativo donde las criaturas de fantasía coexisten con nosotros.
Una ciudad de Los Ángeles con orcos, hadas y elfos
Bright (2017) puede definirse perfectamente como un cóctel donde mezclan buddy movies como Arma Letal o Bad Boys, por no salirnos de Will Smith, con mundos de fantasía como Warcraft o Warhammer. Todo ambientado en una ciudad de Los Ángeles de pandilleros y malhechores en el que dos policías, un humano y un orco, deben dejar de lado sus diferencias para hacer su trabajo. Concretamente, por el camino, deben proteger a una joven elfo y una misteriosa reliquia que de caer en buenas manos ya os podéis imaginar el percal.
Viendo el tráiler, el espectador podía encontrarse con una historia bastante original aunque con los clichés habituales del género en el que sus director, David Ayer, se sentía como pez en el agua. Al fin y al cabo, el cineasta ya había demostrado en el pasado su talento para ejecutar tramas callejeras con gran acierto en obras como como Training Day (fue su guionista) o Sin tregua, ambas protagonistas por agentes de la ley de patrulla por zonas poco halagüeñas.

Sin embargo, esa falta de realismo de Bright en su guion terminó por lastrar mucho el trabajo de Ayer, que parecía más deseoso de buscar entregar al espectador una buddy movie bastante seria y con moralina que de entregar al espectador un espectáculo de acción y fantasía con momentos WTF?! que, muy posiblemente, los espectadores andaban deseosos de ver tras el tráiler. Pero pese a todo, esta es una obra ideal para ver en una noche como la de hoy.
Aunque sus diálogos no estén a la altura, y falte alguna que otra chispa de humor que tan bien le suele sentar a las producciones protagonizadas por Will Smith, Bright es una historia bastante sencillota de seguir que nos deja descubrir un mundo cuánto menos distinto y bastante único en lo que a blockbusters se refiere. Fue además una de las primeras superproducciones de Netflix, y esto se deja notar en un diseño de producción que te anima a recorrer su mundo.
Mejor recibido por el público que por la crítica
Bright arrasó en audiencia y convenció a Netflix de seguir apostando por este tipo de propuestas, si bien su secuela, aunque con luz verde inicial, no ha llegado. Pese a todo, las buenas cifras de espectadores no se correspondió con un éxito de crítica, con buena parte de la prensa asegurando no entrar en esa alegoría social que Ayer, Max Landis y Netflix pretendían querer hacer con esta buddy movie. A día de hoy tiene un 26% en Rotten Tomatoes y un 6,3/10 en IMDb del público.
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