Antes de poseer Star Wars, Disney trató de crear su propia saga galáctica de aventuras y fue uno de los mayores fracasos de su historia, tal vez injustamente

Antes de poseer Star Wars, Disney trató de crear su propia saga galáctica de aventuras y fue uno de los mayores fracasos de su historia, tal vez injustamente

John Carter costó más de 250 millones, pero apenas logró cubrir la mitad en taquilla: un fracaso sonado que arrastró a Disney a una crisis interna

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Chema Mansilla

Editor - Cine y TV

A principios de 2012 Disney estrenó John Carter con la idea de lanzar una nueva gran franquicia millonaria de ciencia ficción. La película adaptaba Una princesa de Marte, novela de Edgar Rice Burroughs (creador de Tarzán), dirigida por Andrew Stanton (de Pixar) y con guion de Michael Chabon (ganador del Pulitzer). Tenía todos los ingredientes para arrasar en taquilla: efectos especiales de gran presupuesto y un relato épico. Sin embargo, la jugada salió mal. Desde el primer fin de semana la cinta logró cifras muy inferiores a lo esperado, acumulando unas pérdidas estimadas en 200 millones de dólares. Con ese palo, John Carter pasó a ser recordado como uno de los mayores fracasos de Disney. Pero la película tal vez merecía mejor suerte.

Tras el arrollador éxito de Piratas del Caribe, Disney intentó replicar la fórmula apostando por nuevas licencias que pudieran convertirse en sagas cinematográficas rentables, como John Carter de Marte y El Llanero Solitario. Sin embargo, ninguna de las dos llegó a cuajar en taquilla ni en la cultura popular. En el caso de El Llanero Solitario, los problemas legales y personales del actor Armie Hammer acabaron por sepultar cualquier intento de continuar con la franquicia. Lo de John Carter, en cambio, fue más complejo: a pesar de la fuerte apuesta realizada por Disney, el espectáculo visual y una historia basada en uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción pulp, la película fracasó estrepitosamente. El motivo exacto sigue siendo difícil de precisar, pero se suele atribuir a una combinación de decisiones de marketing poco acertadas, falta de carisma en su reparto principal y un título que no conectó con el público general.

John Carter es el protagonista de la saga de Barsoom, una serie de novelas de aventuras escritas por Edgar Rice Burroughs a partir de 1912. Veterano de la Guerra de Secesión estadounidense, Carter es misteriosamente transportado a Marte, llamado Barsoom por sus habitantes, donde se ve envuelto en guerras entre civilizaciones alienígenas, conoce a la princesa Dejah Thoris y demuestra habilidades sobrehumanas gracias a la baja gravedad del planeta. Estas novelas fueron fundamentales para el desarrollo de la ciencia ficción y el género pulp, influyendo a autores como Ray Bradbury, Arthur C. Clarke y George Lucas, y anticipando muchos de los tropos que luego definirían la space opera. Y con todo, Disney no logró crear una producto atractivo para el gran público.

John Carter 3

Problemas de marketing

La campaña de promoción resultó un auténtico desastre. Originalmente el film iba a titularse John Carter of Mars (o incluso "Una princesa de Marte"), un nombre que dejaba claro que era ciencia ficción. Pero Disney decidió eliminar la palabra "Marte" apostando por algo más conciso. Al quedar simplemente John Carter, se perdió la referencia planetaria y el público que no conocía al personaje, creado en 1912, no entendió de qué iba la película, pareciendo algo más orientado a la fantasía que un referente del géneros espacial. Esta mala decisión fue sólo el comienzo.

El desconocimiento de la saga redujo drásticamente el interés inicial simplemente porque mucha gente no encontró nada que llamara su atención

El primer tráiler optó por mostrar una confusa mezcla de western y fantasía, con algún toque de ciencia ficción y un misterio esperable de una película de Sherlock Holmes: ni se mencionaba que venía de Pixar, ni se mencionaba el legado histórico del personaje. El resultado fue tan confuso que un antiguo ejecutivo de Disney declaró que se trató de una de las peores campañas de marketing de la historia del cine. En lugar de vender una gran aventura espacial, los anuncios parecían dirigidos a la relación romántica de los protagonistas o a producto infantil, siendo una película que no se centraba especialmente en ninguno de esos dos enfoques. La promoción ineficaz, con pósters y teasers poco claros, condenó de entrada la visibilidad de John Carter.

John Carter 1 Lynn Collins (la princesa Dejah Thoris) y Taylor Kitsch (John Carter)

Un desconocido llamado John Carter

Otro factor clave fue que nadie conocía al personaje fuera de los círculos de aficionados. John Carter no era una figura como su hermano Tarzán o Superman: el gran público no tenía ninguna conexión previa. Como detallaba en su momento El País en el mismo artículo anterior, Stanton nunca contempló que nadie supiera quién era Carter: "no es Frankenstein, no es Sherlock Holmes… ¡a nadie le importa! Nadie dice: '¡Seré John Carter!'".

En la práctica, Edgar Rice Burroughs había quedado en el olvido comercial a mediados del siglo XX, así que para el espectador medio el estreno era más bien una historia nueva y no un refrente cultural. Incluso si Star Wars y Avatar bebieron de esas novelas antiguas, el personaje no era apenas conocido en 2012. Disney había asumido erróneamente que el nombre "John Carter" vendería solo, sin darse cuenta de que no existía ningún "gancho" reconocible para el público objetivo de película, que tampoco contaba con un actor protagonista reconocible como Johnny Depp u Orlando Bloom que sirviera de reclamo para los espectadores. El desconocimiento previo de la saga marciana redujo drásticamente el interés inicial simplemente porque mucha gente no encontró nada que llamara su atención.

John Carter 5 Mark Strong (Matai Shang)

Un presupuesto elevadísimo y una mala recaudación

John Carter fue una película carísima. El estudio invirtió alrededor de 250 millones de dólares (incluso hay estimaciones de que el coste total se acercó a 307 millones). Con esa inversión, la película debía superar con creces esa cifra para ser rentable. En realidad apenas llegó a recaudar 284 millones en todo el mundo, lo que no cubrió ni de lejos la inversión.

John Carter recaudó menos de la mitad de lo aceptable para una superproducción que pretendía ser "la Star Wars de Disney", franquicia que curiosamente adquiriría ese mismo año

Al final los expertos calculan unas pérdidas netas de unos 200 millones de dólares para Disney. Es decir, John Carter apenas llegó a cubrir costes, un descalabro considerable para el estudio, que en los años previos enlazó varios fracasos consecutivos como la versión de imagen real de Alicia en el país de las maravillas, El príncipe de Persia: Las arenas del tiempo, El aprendiz de brujo, Tron: Legacy y Piratas del Caribe: En mareas misteriosas. En comparación, el estudio esperaba que fuera tan taquillero como un gran estreno típico de marzo, pero el primer fin de semana de 2012 solo obtuvo 30 millones en EE.UU., menos de la mitad de lo que se consideraría aceptable para una superproducción que pretendía ser "la Star Wars de Disney", franquicia que curiosamente Disney adquiriría junto al resto de Lucasfilm en octubre de ese mismo año.

A la película le tocó enfrentarse a un mercado feroz. Debutó el mismo fin de semana que Dr. Seuss' The Lorax (En busca de la Trúfula Perdida, en España), un film familiar de Universal que no solo le ganó la partida, sino que se mantuvo líder de taquilla en Estados Unidos durante varias semanas. Tal como señala Box Office Mojo, mientras John Carter conseguía unos 30 millones de dólares en su estreno, En busca de la Trúfula Perdida llevaba ya 8 días en cartelera acumulando cerca de 92 millones de dólares y se proyectaba que sumaría unos 40 millones más en ese fin de semana. En otras palabras, la peli animada de Universal eclipsó con claridad la llegada del héroe marciano de Disney. John Carter ni siquiera pudo arrebatarle el primer puesto el fin de semana de su estreno: pasó directamente a ocupar el segundo lugar de la taquilla, superado por una cinta para niños. A esto se sumaron otros estrenos fuertes esos días (proyectos de acción y comedia), que fragmentaron todavía más al público.

John Carter 6

Críticas mixtas y algo injustas

Cuando llegó el turno de la prensa, John Carter recibió opiniones de todo tipo. Se destacó en general la calidad visual y el diseño de producción: los escenarios marcianos y los efectos especiales fueron valorados positivamente. Pero en los aspectos narrativos la película tropezó. Varios críticos señalaron que el guion era "enmarañado" y excesivamente largo, aburrido para el público más joven y palomitero, y que le faltaba fuerza dramática. Como resume el Los Angeles Times, "una película tan olvidable como su título".

Además, la química entre los protagonistas resultó poco convincente: la relación romántica carecía de chispa, en buena medida porque ni Taylor Kitsch (John Carter) ni Lynn Collins (la princesa Dejah Thoris) logran actuaciones memorables. Si a eso le sumamos que sus nombres no eran reconocibles y que el principal nombre del reparto, Willem Dafoe, interpreta a una marciano digital, el público, simplemente, no enganchó. En conjunto, la atención se centró más en que técnicamente la película resultaba atractiva, pero muchos espectadores salieron del cine pensando que la trama de fantasía, épica, romanticismo y ciencia ficción no estaba a la altura del despliegue visual.

John Carter 2

Rodaron cabezas

El desastre de John Carter tuvo impacto directo en la cúpula de Disney y en sus planes futuros. Inmediatamente se cancelaron las secuelas previstas: la película era la primera entrega de una trilogía planificada (basada en los siguientes libros Dioses de Marte y The Warlord of Mars), y que habían arrancado su preproducción en paralelo a la primera entrega. La frenada fue en seco, claro.

A nivel corporativo, el batacazo se cobró una cabeza famosa: Rich Ross, entonces presidente de Walt Disney Studios, presentó su renuncia poco después del estreno. Según la prensa, Ross fue "forzado a dimitir" tras el fracaso de John Carter en una decisión estratégica fulminante que supuso la revisión de muchos de los planes en desarrollo bajo su gestión y que todavía no habían sido estrenados o anunciados. En definitiva, John Carter dejó una herida económica significante en el estudio en un momento delicado para el mismo y provocó cambios en los ejecutivos del estudio. Andrew Stanton, el director, regresó a Pixar con su siguiente película y los actores protagonistas continuaron su carrera, pero el ambicioso universo galáctico creado quedó en un limbo marciano del que no parece que vaya a regresar próximamente.

John Carter era un experimento narrativo interesante y una apuesta visual fascinante que no llegó a desarrollarse en su totalidad

Con el paso de los años, sin embargo, algunos han reivindicado John Carter. Su calidad técnica ha envejecido bien y mucha gente considera que no es una mala película, sino una desafortunada víctima de de un estudio que no supo vender lo que tenía entre manos. De hecho, diez años después se sigue señalando que John Carter fue "un monumento al fracaso, pero no una mala película", como recordaba Eva Güimil para El País. Su presencia en plataformas de streaming ha recuperado cierto interés por sus aventuras, pero su tono clásico de aventuras espaciales, su ambición y los mundos imaginativos que proponía, parecen no encajar con los gustos actuales del gran público. Yo mismo opino que John Carter merecía mejor suerte. En esencia, era un experimento narrativo interesante y una apuesta visual fascinante que no llegó a desarrollarse en su totalidad. La historia no se cerró, y a mí me queda la sensación de que con esta saga galáctica Disney pudo haber explorado una franquicia con suficiente identidad como para que fuera un éxito a largo plazo. Quizá algún día veamos a John Carter regresar con más fortuna en pantalla.

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