Aunque últimamente nos dan más disgustos que alegría, la irrupción de servicios de streaming a nivel mundial como Netflix ha globalizado la producción de series de televisión como nunca, permitiéndonos a la audiencia disfrutar de algo más que los últimos éxitos de Estados Unidos. Corea del Sur es el mercado que más ha sabido beneficiarse de esa ventana, no sin alguna polémica, ofreciéndonos fenómenos comerciales como Parasyte: Los grises.
Esta no es una adaptación del anime de Parasyte
Muchos conocerán Parasyte por el manga, posteriormente adaptado con maestría a serie de anime, escrito e ilustrado por Hitoshi Iwaaki. Si es tu caso, lo primero que debo decirte con esta nueva serie de terror y ciencia ficción de Netflix es que Parasyte: Los grises no es una adaptación de la obra original de Iwaaki, sino más bien una historia aparte, acaecida a cientos de kilómetros de distancia que presenta a otros personajes y otros sucesos distintos pero con similitudes.
Como en el manga, su protagonista "convive" con el parásito alienígena, pero todo es muy distinto
Parasyte: Los grises narra así un violento ataque de una serie de criaturas extraterrestres que necesitan nuestros cuerpos para sobrevivir. Así, tras caer del cielo, estos gusanos corren rápido a la caza de un humano y toman su control, anulando por completo la conciencia de su huésped. Solo una persona consigue sobrevivir a esta "infección", Jeong Su-in, protagonista del show, que se verá obligada a tejer una relación casi de simbiosis, a veces me recordaba un poco a Venom, con su alien.

Tendremos así a dos personajes en uno, con su forma de ser y conciencia separadas como en el manga original pero distinto. La mencionada Jeong Su-in, con un pasado algo complicado, y a "Heidi", fría y calculadora como letal criatura que es, que la actriz que lo interpreta sabe diferenciar con bastante perfección. Su objetivo en esta historia no es otro que sobrevivir, tanto de los humanos, que han formado un cuerpo policial con el único fin de acabar con ellos, "Los grises", como del resto de seres alienígenas, deseosos de dominar la Tierra.
Una atractiva mezcla de terror y ciencia ficción
La trama se va desarrollado a lo largo de seis episodios de una hora de duración, y mezcla matanzas grotescas con persecuciones trepidantes y algún que otro combate a cara de perro, todo combinando con el viaje de supervivencia de su protagonista y un hilo conductor de intriga y conspiración con estas criaturas tratando de hacerse con el poder. También hay una pequeña capa de trasfondo social, muy habitual en las producciones llegadas de Corea del Sur y que me hizo acordarme en los primeros episodios de un clásico de culto, The Host.

Teniendo detrás a Yeon Sang-ho, director de Tren a Busan, una de las mejores películas de acción con zombis de todo el siglo XXI, personalmente esperaba una propuesta más vertiginosa en su metraje, y puede ser que sobrase algún capítulo en la trama, pero el ritmo pausado también permite darle más empaque al drama de su protagonista, y a prepararnos al espectador para una buena batalla final. De este modo, creo que Parasyte: Los grises sabe ofrecer un buen show con el impacto suficiente como para ver de una sentada su historia.
En definitiva, Parasyte: Los grises nos entrega una historia absorbente y con mucha alma que une terror y ciencia ficción con monstruos asquerosamente feos. No esperes humor, ni tampoco muchas reflexiones como pasa en el manga-anime, pero todo está muy bien hecho, creo que el CGI de las transformaciones de los parásitos está logrado y no te saca en ningún momento de la historia, y Netflix puede haber encontrado aquí una nueva franquicia que explotar. De hecho, su final deja una ventana abierta a una continuación del gusto de los fans.