Ron Gilbert y Dave Grossman regresan a la Isla del Mono. Absolutamente entregada o cautelosamente escéptica, una legión de jugadores de entre treinta y muchos y cincuenta y pocos años, ya cuenta las horas, días y minutos para echarle mano a un juego que, más que un juego, promete ser un evento generacional.
En el verano del 90 un flamante PC 286 de Tulip Computers llegó a mi casa. Con él, vinieron dos juegos que muy pronto se convertirían, para mí y tantos otros, en una absoluta obsesión. Hablo, por supuesto, de las aventuras gráficas de Tim Schafer (poco sitio había ahí para Mbappé), firmara dos títulos legendarios, las dos primeras partes de las aventuras de Guybrush Threepwood, eterno aprendiz de pirata.
The Secret of Monkey Island y Return to Monkey Island.
20 años después, en Monkey Island
Corría el año 2016 cuando un tuit escrito por Ron Gilbert (expresamente dirigido a Disney) pellizcó el corazón de muchos de nosotros. Gilbert solicitaba al gigante del entretenimiento que, ya que no iban a hacer nada con ellas, le cedieran las licencias de Monkey Island y Maniac Mansion. En aquel momento la petición pareció de todo menos exitosa.
Gilbert, al mando de su compañía a nosotros nos gustara mucho pero que algunos de los jugadores los más exigentes torcieran un poco el morro. Es cierto que Gilbert, que hizo pareja con Gary Winnick para la ocasión, prometió un homenaje a Maniac Mansion, y lo justo sería decir que fue lo que ofreció, pero la comunidad tenía los dos primeros Monkey Island grabados a fuego en el subconsciente. Mucha exigencia, quizá demasiada.
Casi seis años habían pasado desde el tuit de Gilbert a Disney hasta el pasado 1 de abril (el equivalente anglosajón a nuestro día de los inocentes), cuando el propio Gilbert, en su blog personal, anunció que, aunque no era muy amigo de las inocentadas, iba a desarrollar un nuevo Monkey Island. Eran solo eso, dos frases. Ni una imagen, ni un vídeo. Parecía una broma más o menos pesada que además no hizo demasiado ruido en redes. Tres días después, la cosa iba a cambiar, y mucho…
El 4 de abril, una vez más en su blog, Gilbert colgó un vídeo-teaser alojado en la cuenta de YouTube de Devolver Digital que anunciaba el regreso de la franquicia, ¡y para este mismo año! En él, podemos ver a una pirata fantasma tocando el violín que recibe la visita de la calavera Murray, que tras hacer una referencia al propio Gilbert, es arrojada al mar por la pirata, poniendo el primer chiste encima de la mesa y una importante declaración de intenciones: el nuevo juego, titulado con un evocador Return to Monkey Island, será una continuación directa de las dos primeros entregas, por lo que, si es que lo tenía, el canon de la franquicia pasará a ignorar las secuelas que no salieron de las manos de Gilbert. Sale la calavera de The Curse of Monkey Island, pero se arroja al agua: es un poco ambiguo, ¿significa que con él se va también por la borda cualquier esperanza de ver a personajes o situaciones del tercer y cuarto episodios? Aunque también hay gente que lo ha interpretado también como “vale, está Murray. En la cabeza de Gilbert existen cosas más allá de los dos primeros juegos”.
En realidad, no tenemos mucha información sobre este nuevo juego, más allá del estilo gráfico mostrado en el vídeo, el hecho de ser la "verdadera" tercera parte de la franquicia y la seguridad de que Dominic Armato pondrá voz a Guybrush, pero, ¿qué podemos esperar de la misma? Empecemos por lo seguro: podemos estar tranquilos en lo referente a la música, ya que tres leyendas de la edad de oro de "Casa Lucas" están confirmadas: Michael Land, Peter McConnel y Clint Bajakian. Y lo cierto es que, aunque no se le pueda pedir menos, el teaser suena de lujo.
No parece que ninguno de los nombres clásicos de la antigua LucasArts vayan a estar involucrados
En lo referente al aspecto gráfico, hasta que no veamos más material será difícil pronunciarse. No parece que ninguno de los nombres clásicos de la antigua LittleBigPlanet) y lo cierto es que el teaser te podrá gustar más o menos, pero tiene muchísima personalidad.
Lo que sí sabemos seguro al 100% es que Gilbert no viene solo para tomar las riendas del proyecto, sino que lo hace acompañado por el imprescindible Dave Grossman, el calmado e ingenioso yin que equilibra el carismático y arrollador yang de Gilbert. Con esto tenemos a dos de los tres responsables de los míticos juegos de la franquicia (Tim Schafer debe estar suficientemente ocupado con el desarrollo de futuros proyectos tras el recientemente lanzado Psychonauts 2 en su empresa Double Fine).
Cómo me gustaría que fuera Return to Monkey Island
Seamos sinceros, si el principal atractivo de un nuevo Monkey Island es la morbosa nostalgia y el picorcito que nos produce saber que Gilbert vuelve a llevar las riendas del proyecto, el apartado gráfico me frustra. Si había algo bueno en Thimbleweed Park, eso era su maravilloso pixel art, obra del legendario Mark Ferrari y el nuevo genio catalán Octavi Navarro. En el recién publicado teaser, los gráficos no están mal, pero parece evidente que se trata de gráficos 2D animados, y no assets diferenciados en una sprite sheet. Tampoco hemos visto mucho, así que no se puede poner la venda antes de la herida, sin embargo, si un juego necesitaba un pixel art preciosista y pulido, ese era esta “tercera parte del Monkey Island”. Sí, el desarrollo hubiera sido mucho más caro en cuestión de tiempo y recursos, pero espero que la decisión haya sido artística y no solo empresarial.
En cuanto al juego en sí, recientemente Noah Falstein, otro de los nombres importantes de la clásica LucasFilms Games (posteriormente LucasArts), aseguraba llevar meses probando el juego y decía que le alegraba ver que finalmente era una realidad, pero no ha incluido ni un ápice de hype en su mensaje. Esto tampoco significa nada, por supuesto, pero no es algo que me tranquilice especialmente.
El caso es que los años han pasado y los jugadores hemos envejecido, nos hemos institucionalizado, como Brooks en Cadena Perpetua. Nos hemos vuelto cómodos, queremos todo para ayer y en la puerta de nuestra casa. ¿Puede estar esta nueva entrega a la altura de las dos primeras? ¿Existe la posibilidad? Los más de treinta años que han pasado desde que jugamos por primera vez a aquellos juegos tienen que notarse sí o sí. En Ron Gilbert también.
Su disposición será, sin lugar a dudas, inmejorable, pero teniendo en cuenta que Gilbert se encarga del motor, los puzles, la historia… Quizá sean demasiados cabos sueltos que tener en cuenta, y más en estos días de versiones alpha y early access, en los que no hay demasiado tiempo para detenerse a mirar el paisaje, el contexto de desarrollo, algo que las aventuras gráficas necesitan como respirar.
Personalmente, quiero que el juego funcione. Necesito que esté bien. Necesito que sea un El Padrino Parte III, algo diferente, anacrónico, pero que no desmerezca a la marca (como hiciera la antigua y tardía cuarta entrega, el con todo merecimiento olvidado Escape from Monkey Island), que sea un punto final digno, una obra heroica y valiente que intenta homenajearse a sí misma sabiendo que tiene mucho más pasado que futuro, que muchos de los actores originales ya no están entre nosotros y que gran parte de los espectadores ya no ven largas películas sobre la mafia italiana. Yo, por lo menos en este punto, necesito creer…
Pero si bien soy escéptico con ciertas cosas, o cauteloso más bien, sí que hay algo que nos debe dar esperanzas en que todo esto llegue a buen puerto: y eso es precisamente el hecho de que Gilbert y Grossman vuelven a hacer pareja artística y laboral. Con un Grossman centrado en equilibrar el tono humorístico del juego, Gilbert podrá dedicarse más a la dirección general del mismo, así como a la gestión de los puzles. En estos tiempos de cínico escepticismo, nihilismo, fancistas, talifantes y pieles finas, Return to Monkey Island no lo va a tener fácil, pero para muchos esta será la última oportunidad de volver a ser jóvenes durante unas horas.
Si la nostalgia es el intento de regresar al fantasma del lugar donde fuiste feliz, la Isla del Mono es merendar un bocadillo en verano en casa de tus abuelos mientras en la tele Induráin gana otro Tour. Solo falta saber si el bocadillo, en esta ocasión, es de Nocilla o de Nutella, que sí, se parecen, pero no son lo mismo.