Hay cierto arte en copiar con estilo, sobre todo cuando hablamos de videojuegos. Siempre ha habido juegos que se han "inspirado" en otros a la hora de elegir sus planteamientos, pero en otras ocasiones la musa es demasiado evidente como para obviarla, y favorece la comparativa directa. Mario Kart protagonizado por los personajes de la marca DreamWorks. Pero no vayas a pensar que solo aspira a eso, a ser un imitador, pues este juego de carreras ofrece bastantes buenas ideas para aportar su granito de arena al género.
Una selección de licencias para los más jóvenes
Bajo la premisa de manejar karts controlados por personajes de Shrek, El Bebé Jefazo, Kung-Fu Panda o Cómo Entrenar a tu Dragón (hasta 20 corredores), el título en parte supone una celebración de la marca DreamWorks. No en vano, su principal fortaleza radica en el extremo cuidado puesto en la representación de las licencias. Sus circuitos, además de numerosos y variados, son una auténtica maravilla a nivel visual, llegando incluso en ocasiones a equiparar su puesta en escena con la originalidad en el diseño de sus pistas. Estamos ante uno de esos casos en los que el apartado artístico puede suplir (la mayor parte del tiempo) un apartado gráfico modesto de forma solvente. Las animaciones y los modelados de los competidores son simplemente correctos, pero tampoco desentonan.

Su apartado sonoro probablemente sea uno de los aspectos más descuidados. La banda sonora, lamentablemente, no cuenta con los temas oficiales licenciados; eso no sería un problema si al menos las voces acompañasen, pero me he encontrado con uno de los peores trabajos de doblaje que he escuchado este año, con voces que, no solo no se parecen a las originales, sino que pueden llegar a resultar irritantes (y no a propósito, me temo). Por fortuna, el cuidado puesto en los karts que podemos conseguir y modificar vuelve a dar muestras de gran cariño por las licencias que homenajean. Sus formas y conceptos son muy divertidos, y realmente supone un aliciente jugable el descubrirlos todos y pararse a irarlos en la pantalla de selección.
DreamWorks All-Star Kart Racing no ha venido a convertirse en un nuevo referente, pero tampoco lo pretende
Quizás la plantilla de personajes, sin ser mala, también sea uno de los puntos más discutibles de DreamWorks All-Star Kart Racing; vemos mucha presencia de Shrek o Kung-Fu Panda, así como de licencias nuevas como los Tipos Malos, pero falta mucho de la antigua DreamWorks; supongo que será una cuestión del público diana, más infantil, y es útil tenerlo en cuenta porque es verdad que a nivel jugable puede resultar una propuesta muy accesible para ellos.

Cómo se juega a DreamWorks All-Star Kart Racing
Si habéis jugado a otras obras del género, ya sabéis lo que vais a encontrar aquí, ya que hasta el esquema de control y las posibilidades jugables son similares. Competiremos de forma individual en carreras de hasta 8 karts, y tendremos que llegar a la meta usando todo lo que haya a nuestra disposición. En el caso de DreamWorks All-Star Kart Racing, nuestras herramientas para conseguirlo serán un poco diferentes de lo que estamos acostumbrados.
Por supuesto, controlar la frenada y los derrapes con acelerón posterior será fundamental. También contamos con una amplia gama de objetos que podemos usar en nuestro favor. Sin embargo, las claves para ganar residen en aprovechar bien las secciones de acelerones presentes (más abundantes de lo habitual) y en localizar tanto las notas musicales como las liras mágicas. A medida que cojamos notas iremos rellenando una barra, gracias a la cual se irán subiendo a nuestro vehículo personajes de la marca Trolls. Una vez rellena, podemos usarla para activar varios tipos de potenciadores inesperados, pero fundamentales para ganar las carreras. Las liras mágicas son el particular sistema de atajos de DreamWorks All-Star Kart Racing: si cogemos una, se hará visible una sección del circuito bastante ventajosa, aunque tendremos que ser cuidadosos a la hora de aprovecharlas, ya que están en el aire y van encadenadas con otras liras.

DreamWorks All-Star Kart Racing depende mucho del correcto uso de los acelerones, tanto de pista como de derrape, así como de las habilidades de los Trolls y las liras. Los objetos, aunque variados, su diseño los hace bastante más prescindibles de lo que deberían. Para empezar, su diseño es muy olvidable, tanto visual como sonoramente, y sus efectos no se hacen notar tanto como debiera, por lo que quedan relegados a un segundo plano en el que no deberían estar.
Otra de las particularidades de DreamWorks All-Star Kart Racing es su baja velocidad base, así como la tosquedad que desprenden sus karts. Quizás sea porque mi juego favorito del género es el infravalorado Team Sonic Racing, al cual sigo jugando asiduamente, pero lo he notado lento en exceso. Una vez más, puede que tenga que ver con su intención de apelar a una audiencia más joven, pero se me hace extraño achacarlo a eso cuando los karts pueden alcanzar unas velocidades comparables a las del título del erizo azul si encadenamos bien las distintas ventajas. Quizás este sea el mayor pecado de DreamWorks All-Star Kart Racing: manejar sus estrambóticos karts no resulta tan gustoso como debiera.

¿Merece la pena DreamWorks All-Star Kart Racing?
Más allá de esto, el título ofrece bastante oferta jugable para un solo jugador, con varias copas y modos de dificultad que enfrentar y modos como el contrarreloj, además de la típica oferta online. Tiene opción de pantalla dividida para hasta cuatro jugadores en local, algo que siempre suma puntos, al igual que el hecho de tener que desbloquear jugando a la mitad del plantel; sin embargo, rellenar partidas online me ha resultado casi imposible, así que no esperéis un juego demasiado vivo en esta esfera.
DreamWorks All-Star Kart Racing no ha venido a convertirse en un nuevo referente, pero tampoco lo pretende. A pesar de esas carencias kinestésicas y su apartado técnico modesto, que lo alejan de competir en las grandes ligas, supone una buena puerta de entrada al género, así como un producto con mucho contenido que los fans de DreamWorks sabrán valorar. Es justo poner en valor cuando una compañía trata con este nivel de respeto su legado, y aquí lo han conseguido.
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