Cuando Daniel Luu quiso intercambiar una fruta con otro jugador de Animal Crossing: New Horizons, se encontró con un caos absoluto. Los canales de Discord dedicados al comercio estaban saturados de mensajes, el sistema era lento, confuso y nada eficiente. Lo que debería haber sido una experiencia relajante y casual se transformó en un proceso frustrante.
Luu, entonces con 25 años y formación como ingeniero de software, pensó que debía existir una mejor manera de hacerlo. Al principio se unió al canal de Discord de la comunidad del juego, pero se encontró con un montón de canales desorganizados: "había demasiados canales y los tiempos de espera en cada canal eran de varios minutos, era un caos", explicó en una entrevista con SquadState. Él mismo lo vivió al intentar cambiar un mueble con alguien, y al final el intercambio nunca llegó a realizarse.
Una solución hecha en casa
Con esa frustración en mente, Luu creó una pequeña web que permitía buscar objetos, listarlos y negociar intercambios de manera visual y ordenada. El proyecto fue tan bien recibido por sus amigos que decidió darle forma real: lo bautizó como el tan querido –y tan odiado– mapache del juego) y Amazon.
Luu no estaba solo: contó con la ayuda de dos amigos para programar el esqueleto básico y lanzar la primera versión funcional. Lo más difícil fue obtener una base de datos completa con todos los objetos del juego, incluyendo sus variaciones de color y diseño. Aquí es donde la comunidad hizo magia y puso su granito de arena.
Un grupo de jugadores en Discord había empezado a catalogar todos los ítems del juego en hojas de cálculo colaborativas. Sin pensarlo dos veces, Luu se puso en o con ellos y, con su permiso, integró esa base de datos en Nookazon. Fue el empujón que necesitaba el proyecto para despegar.
Todo estaba listo, pero aún faltaba algo: visibilidad. Fue entonces cuando Luu publicó un vídeo de 15 segundos en TikTok explicando cómo funcionaba la web. El vídeo se viralizó, y en cuestión de horas el sitio pasó de 6.000 a 180.000 visitas. El mercado acababa de abrir sus puertas, y el vecindario entero estaba haciendo cola.
Bienvenidos a la economía isleña
Nookazon se convirtió en una especie de eBay isleño donde los jugadores podían ofrecer ítems, muebles, ropa o recetas a cambio de bayas, Millas Nook u otros objetos. Aunque no hay dinero real involucrado, la economía virtual se convirtió en algo verdaderamente complejo.
Se crearon mecanismos de oferta y demanda, precios de mercado, subastas e incluso perfiles con puntuaciones para evitar estafas. Luu y su equipo añadieron también la posibilidad de dejar reseñas a otros jugadores tras cada intercambio, construyendo así una reputación digital.
Además del sitio web, Nookazon cuenta con un servidor de Discord que llegó a alcanzar el límite máximo de s permitido por la plataforma: 140.000 . Este espacio funciona como punto de encuentro, atención al y también como una especie de foro para resolver conflictos entre comerciantes.
El equipo de moderación trabajaba constantemente para evitar abusos y gestionar problemitas. En plena pandemia, era habitual encontrar a miles de personas conectadas en simultáneo, organizando intercambios o incluso compartiendo ideas de diseño de islas.

Eso sí; conforme la web crecía, también lo hacían las dificultades. Hubo momentos en los que el tráfico era tan alto que los servidores colapsaban. Además, Nookazon tuvo que enfrentarse a acusaciones de fomentar una economía desigual dentro del propio juego, donde ciertos jugadores acumulaban riqueza mientras otros pobres apenas podían acceder a objetos básicos.
Aun así, Luu se mantuvo firme y comprometido con su proyecto. Su trabajo no pasó desapercibido: en 2022 fue incluido en la lista Forbes 30 Under 30 por su labor con Nookazon. La historia de Daniel Luu y Nookazon no es única. A lo largo de la historia de los videojuegos, varios creadores han vivido la presión de ver cómo sus ideas personales se volvían demasiado grandes.
Otro caso conocido es el de Eric Barone, conocido como ConcernedApe, el único desarrollador detrás de Stardew Valley. Barone pasó cuatro años creando el juego completamente solo, y aunque la experiencia fue transformadora y positiva a nivel profesional, también confesó que se sentía "agotado" por el nivel de atención que recibió, pero aún así no se rindió.
Un futuro más allá de las islas
Hoy en día, Daniel Luu ha expandido su proyecto con Akrew, una empresa que busca desarrollar nuevas experiencias interactivas. Este año, sin ir más lejos, lanzó Animal Crossing, pero con una ambientación espacial.
Nookazon sigue activo y operativo, aunque su ritmo es más calmado. Ya no está en su pico de 2020, pero ha dejado una huella duradera en la historia del juego y del fandom. Gracias a él, Animal Crossing: New Horizons no solo fue un éxito de ventas, sino también un laboratorio digital donde los jugadores construyeron su propia economía. Y yo, no os voy a mentir, le estoy bien agradecida.
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