Imagina un Disneyland de la Edad Media. Una ciudad medieval plagada de casas, castillos, posadas y campos de batalla en la que vivir en una fantasía de caballeros y princesas como si fuese una partida de rol en vivo en la que estén prohibidos los móviles y sólo puedas vestir con trajes de época.
Lo que empezó como un sueño para un grupo de fanáticos de los RPG allá por 1994, a día de hoy son dos pueblos con más de 220 edificios de estilo histórico y varios eventos anuales que acogen a más de 4.000 participantes. Un lugar único en el mundo en el que, lamentablemente, las partidas de rol en vivo y el realismo medieval que buscaban se les fueron de las manos.
Un Disneyland para los fans de la Edad Media y el rol en vivo 4s5852
A principios de los 90, aprovechando un terreno cerca de Shawinigan, en Quebec, un pequeño grupo de aficionados al rol en vivo se organizaron para crear varias estructuras que les permitiesen dar forma a uno de sus particulares eventos de fantasía medieval. La idea detrás de estas recreaciones es que, ataviados con vestidos de época, los participantes se metan en la piel de gobernantes que muevan los hilos de la historia al más puro estilo Juego de Tronos, o caballeros que se vean envueltos en épicas batallas con espadas de gomaespuma.
La idea no tardó en arrastrar adeptos de todas partes del mundo que, en busca de un lugar en el que pudiesen disfrutar de su peculiar afición sin ojos juzgándoles y en un entorno controlado, empezaron a colaborar en la construcción de más y más edificios que convirtiesen aquella zona en una auténtica ciudad medieval.

Con la Europa de la Edad Media como inspiración, los jugadores empezaron a levantar construcciones permanentes en forma de murallas, castillos y casas con locales en su planta baja que pudiesen servir como tiendas, tabernas o herrerías que le diesen aún más autenticidad a la experiencia.
Hoy en día el Ducado de Bicolline está considerado una de las construcciones inmersivas más grandes del mundo y, de la mano de la Gran Batalla, su evento anual más grande y conocido, quienes acuden allí pueden convertirse en parte de la experiencia con sus propios personajes siempre que no se salgan del papel. Lamentablemente, tras más de una década en activo, en 2020 esa idea de mantener el realismo impuesto por los organizadores se volvió en su contra.
Las críticas hacia el realismo fantástico de Bicolline 171y6q
Aunque la idea de Bicolline se centre en el feudalismo europeo, lo cierto es que su obsesión por el realismo lleva años cogida con pinzas. Con cierta libertad para acogerte a la rama que más te guste de este tipo de fantasías RPG, con el tiempo se ha abierto hueco a mucho más que caballeros y princesas.

Hoy en día el evento acoge grupos de elfos, piratas, duendes, sacerdotes, monstruos y hasta samuráis del feudalismo japonés, pero al parecer había una fina línea que el evento se negaba a traspasar. En el verano de 2020, dos grandes voces dentro de la comunidad de rol en vivo abandonaron la organización por no estar de acuerdo con los problemas culturales que estaba arrastrando Bicolline.
En concreto hablaban de una cultura del patriarcado que limitaba el de las mujeres a ciertas actividades dentro del juego, relegándolas a puestos con marcados estereotipos dentro de la propia historia y frenando su participación en combates o luchas de poder. Además, acusaban a la organización de racismo empujando a los participantes de ciertas etnias a papeles que estuviesen en consonancia con la realidad del medievo.
Tras la gran controversia generada, la organización se vio obligada a modificar sus políticas y, en 2021, decidieron abrir las reglas con un cambio en su código de conducta que sancionase comportamientos discriminatorios por cuestiones raciales o de género, y tuviese más en cuenta la realidad de hoy en día para buscar narrativas más inclusivas. A fin de cuentas, si un elfo oscuro puede convertirse en rey, por qué no iba a hacerlo una vikinga afroamericana.
Imágenes | Duché de Bicolline
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