Allá por 2020 el zoo Lincolnshire Wildlife Park de Reino Unido adoptó cinco loros con una curiosa particularidad: eran una máquina de soltar palabrotas. Tras aislarlos para intentar contener sus improperios, ahora planean unirlos a una bandada de otros 100 loros con la esperanza de que entre ellos se contagien de mejores modales. En realidad no saben qué va a pasar.
Poco después de su adopción, los loros se convirtieron en todo un éxito entre el público. Sus palabras malsonantes hacían que la gente se arremolinase día tras día tras la exhibición mientras niños y adultos se sorprendían de las barbaridades que llegaban a soltar por el pico. Tal y como relataba uno de sus cuidadores, "no eran simples insultos, aquello eran palabrotas de categoría", así que el zoo decidió tomar cartas en el asunto.
La solución inicial fue aislarlos en una zona apartada del público, no sólo para alejarlos de las visitas de preescolar que acudían al parque sino también con la intención de que, alejados de posibles incitaciones, con el tiempo el vocabulario de las aves pudiese llegar a corregirse. Sin embargo, es más complicado de lo que parece.
Por qué los loros hablan e imitan sonidos 4v3i1j
La capacidad de los loros para reproducir sonidos está presente también en otras aves, pero la estructura cerebral de este animal ofrecen una mayor precisión al escuchar y replicar sonidos con una mayor fidelidad de la que consiguen, por ejemplo, los periquitos. El problema es que lo poco que conocemos sobre ello indica que su vocabulario y sonidos nunca decae, sólo crece, por lo que la próxima jugada del zoo puede ser contraproducente.
Habiendo sumado otros tres loros de características similares al pequeño grupo, la idea es unir esos ocho loros junto a otros 100 que no cuentan con ese vocabulario. Más allá de ofrecerles una forma de vida en bandada acorde a sus necesidades sociales, la intención es que el grupo consiga reducir su obsesión por las palabrotas y facilitar que no se conviertan en una atracción de feria malsonante. Esa sería la buena noticia, claro. La mala es que terminen con 100 loros soltando palabrotas.
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